Arquitectura Bizantina
En el siglo VI dC, aparecen las primeras obras de arquitectura bizantinas, destacando por sus obras religiosas, habitualmente muy decoradas en el interior, cosa que no sucedía por el exterior. El material más usado en las obras de arquitectura bizantinas es la piedra espoliada.
Una de las obras más conocidas e importantes de esta arquitectura es la basílica de Santa Sofía, construida en el año 537 bajo el mandato del emperador Justiniano I. Su elemento más impresionante es la gran cúpula central, de 31 metros de diámetro, que parece flotar gracias a un diseño que permite que la luz entre por las ventanas de su base. Combina un diseño rectangular, propio de las basílicas, con un espacio central amplio y luminoso. Para decorarla se usaron mármoles de colores y columnas traídas de distintas partes del imperio. En su interior, los mosaicos dorados originales representaban figuras religiosas y patrones geométricos, creando un ambiente majestuoso. La estructura se construyó con materiales ligeros e innovadores para soportar la gran cúpula, lo que marcó un antes y un después en la arquitectura.
Arquitectura Prerrománica
En este periodo comprendido entre los siglos VI y X dC, destacaron las edificaciones de iglesias y monasterios cristianos, que continuaban con el legado del imperio romano, pero a su vez, se desarrollarán múltiples castillos de esta época en adelante. Dividiremos esta arquitectura prerrománica en cuatro bloques:
Longobardos (S.VI – S.VIII)
Se trata de poblaciones fuertemente influenciadas por la cultura romana y el cristianismo, tanto es así que mezcló las tradiciones de su pueblo con influencias del mundo romano y bizantino. Construían iglesias sencillas y prácticas, con formas rectangulares, pequeños ábsides y arcos de medio punto. Usaban materiales locales, muchas veces reutilizando piedras de antiguos edificios romanos. Aunque eran estructuras simples, empezaban a incluir algunos adornos que anticipaban el estilo medieval. Ejemplos importantes son el Templo de Clitunno y la Basílica de San Salvatore en Spoleto, que muestran esta mezcla de sencillez y elegancia.
Fuentes: lavoce.it , pinterest.com.mx
Visigodos (S.VII – S.VIII)
La arquitectura visigoda, se da en la península ibérica durante los siglos mencionados, era sencilla y práctica, pero con influencias romanas y bizantinas. Las iglesias eran pequeñas, con forma rectangular o de cruz, muros gruesos y pocas decoraciones, aunque incluían relieves con formas geométricas y vegetales. Usaban el arco de herradura, que se convirtió en un símbolo de su estilo. Ejemplos importantes son la Iglesia de San Juan de Baños y San Pedro de la Nave, que muestran un diseño simple pero con detalles elegantes, marcando el inicio del arte medieval en España.
Fuentes: blogspot.com , blogspot.com
Carolingios (S.IX)
Este tipo de arquitectura se caracteriza por buscar realzar el imperio romano, basándose en la religión para la construcción de monasterios por toda Europa, por ejemplo. Vuelven a construir algunos edificios de dimensiones gigantescas, así como catedrales, palacios, o los monasterios que ya hemos nombrado. Un ejemplo es el Palacio de Aquisgrán, una obra que reúne elementos tanto romanos, como bizantinos, como longobardos.
Su mayor aporte a la arquitectura fue el Westwerk. Se trata de una gran fachada monumental situada por lo general en el área de entrada. Esta fachada se caracteriza por tener varias plantas y torres, y a menudo incluir un vestíbulo, que servía como espacio de transición entre el exterior y el interior sagrado. Además, en muchos casos, este Westwerk albergaba un coro o una galería superior para la nobleza o el clero, mostrando el poder y la autoridad de los gobernantes de la época.
Sajones / Otonianos (S.IX -S.X)
La arquitectura de esta corriente se caracterizaba mayoritariamente por iglesias de planta basilical con naves divididas por columnas y ábsides semicirculares. Se comenzó a utilizar la cruz latina en el diseño de las iglesias, lo que marcó una transición hacia el estilo románico. Las construcciones otonianas solían tener naves altas con techos abovedados, dando una sensación de solidez y grandeza. Ejemplos importantes de este estilo son la Iglesia de San Miguel en Hildesheim, que refleja el poder y la estabilidad.
Arquitectura Islámica
La arquitectura islámica, dada entre los siglos VIII y XV, se caracteriza por un estilo único que combinó influencias de diversas culturas, adaptadas a las necesidades del mundo islámico y su gente. Las mezquitas son un ejemplo clave de obras arquitectónicas islámicas, dotadas entre otras cosas con grandes salas de oración. Las cúpulas y arcos de herradura son dos de las características más destacadas, proporcionando elegancia y estabilidad a los edificios. Además, la decoración geométrica y arabescos eran comunes, con determinados patrones en las paredes, techos y suelos, reflejando la espiritualidad y la perfección del diseño islámico.
Las fuentes de agua y patios fueron esenciales en la arquitectura islámica, reflejando la importancia del agua en la cultura islámica, tanto para la higiene como para la belleza de los espacios. En palacios y jardines, como los de la Alhambra en España, el agua se utilizaba en fuentes, estanques y canalizaciones que daban un toque de frescura y serenidad. Los jardines, conocidos como paraísos terrenales, a menudo se diseñaban con canales de agua que dividían el espacio en secciones simétricas, creando un ambiente de paz y armonía.
Imagen de la Alhambra en Granada, España
Arquitectura románica
Durante los siglos X y XII, la religión jugó un papel central en la sociedad, tanto en la política, como en la educación, y mucho más, lo que por consiguiente, influyó en la arquitectura. La arquitectura románica se caracteriza por su simbolismo religioso, expresado a través de pinturas, relieves y formas geométricas, reemplazando el realismo de épocas anteriores. El uso del arco de medio punto y las bóvedas romanas permitió la construcción de grandes iglesias con muros gruesos y pequeños ventanales, creando espacios oscuros que fomentaban la reflexión espiritual. Las torres y columnas eran elementos clave, simbolizando la conexión entre lo divino y lo terrenal, además, las fachadas de las iglesias a menudo estaban decoradas con escenas bíblicas.
La Iglesia de San Pedro de Moissac, construida en el siglo XI en el sur de Francia, es un destacado ejemplo de la arquitectura románica. Su famoso Portal de Moissac presenta relieves con esculturas que ilustran escenas bíblicas, como el juicio final, que sirve como una enseñanza visual para los seguidores de la religión. Con una planta basilical, naves separadas por columnas y sus características bóvedas, la iglesia refleja la robustez característica del estilo románico, con los muros gruesos y ventanales pequeños que hemos comentado previamente.
Arquitectura Gótica
La arquitectura gótica, que surgió en el siglo XII y se desarrolló hasta el XVI, se caracteriza por la verticalidad y la luminosidad, simbolizando el deseo de alcanzar lo divino a través de esta altura y luz. El estilo gótico se usó principalmente en iglesias y catedrales, destacando ejemplos como la Catedral de Notre-Dame y la Catedral de Chartres, ambas en Francia. Estas catedrales góticas son conocidas por sus altas naves, arcos de ojival puntiagudos, bóvedas también de ojival y contrafuertes externos que permitieron paredes más delgadas y grandes ventanas con vidrieras coloridas. Estos elementos no solo mejoraron la estabilidad y la luz en el interior, sino que también crearon un ambiente elevado y espiritual.
Catedral de Notre-Dame en París, Francia
En cuanto a los edificios civiles propios de la corriente gótica en la arquitectura, con el crecimiento de la clase burguesa en las ciudades durante la Edad Media, se construyeron nuevos edificios civiles en estilo gótico, tanto para los comerciantes como para la nobleza. Por otro lado, los palacios señoriales, construidos por los nobles para mostrar su poder, tenían torres altas, fachadas decoradas y ventanas con arcos puntiagudos. Estos edificios eran imponentes, con salones grandes y bóvedas de ojiva en los techos. Además, los ayuntamientos y edificios cívicos de las ciudades también seguían el estilo gótico, pero eran más funcionales. Estos edificios tenían los arcos de ojiva que ya hemos comentado y columnas que sostenían techos altos, creando espacios grandes para reuniones y actividades gubernamentales. Las fachadas de todos estos edificios solían estar adornadas con esculturas que representaban el poder de la nobleza o las autoridades locales.
Arquitectura renacentista
La arquitectura renacentista se ubica entre los siglos XV y XVI, cuando surge una importante cultura urbana, principalmente en Italia, que impulsa la edificación tanto lujosa como cotidiana, es decir, se encargan palacios, plazas, murallas, etcétera. Esta arquitectura retomó los principios clásicos de Roma y Grecia, influida por el humanismo, buscaba crear edificios hermosos y equilibrados, con proporciones matemáticas precisas que reflejaran armonía y perfección, estas proporciones eran fundamentales para lograr diseños ordenados, donde cada parte del edificio estuviera en equilibrio con el conjunto. Entre sus elementos más destacados estaban las cúpulas, los arcos de medio punto, las columnas de los órdenes clásicos, los frontones sobre puertas y ventanas, y las fachadas simétricas y sencillas. Esta arquitectura también buscaba recuperar la grandeza de la romanidad, reinterpretando sus formas y técnicas con un sentido renovado.
Grandes nombres de la arquitectura renacentista
Michelangelo Buonarroti (1475-1564)
Pintor, escultor, y arquitecto, desarrolló sus obras en Florencia y Roma. Algunas de las más reconocidas son la reurbanización de la colina Capitolina, o la biblioteca Laurenciana. En ambas combina figuras con rectas o curvas para evocar sensaciones en función del espacio en el que nos encontremos. Más tarde, sobre el 1530, Michelangelo comienza a hacer desviaciones de la corriente clásica, de forma que introdujo un sensualismo en sus obras, que se llamó manierismo. Este manierismo se desarrolló en el siglo XVI y desencadenó el conocido estilo barroco, que en breve comentaremos.
Colina Capitolina en Roma, Italia
Andrea Palladio (1508-1580)
Palladio comenzó como cantero a sus trece años y fue escalando en su gremio a partir de entonces. Publicó obras en las que estudiaba la arquitectura romana antigua junto a los órdenes clásicos, además de hablar sobre su propia obra. Las obras de Andrea que más se reconocen son las más de cuarenta villas campestres ubicadas en Venecia y Vicenza, que construyó basándose en la estructura de los templos romanos. Además, la mayor innovación en estas casas privadas, fue que Andrea Palladio introdujo las cúpulas en ellas, elemento que hasta entonces solo se había utilizado en iglesias por su simbología respecto a lo divino. A parte de obras privadas, también construyó dos iglesias en Venecia, en las que se refleja el rigor clásico, como por ejemplo en el Redentore.
Redentore en Venecia, Italia
Arquitectura barroca
La arquitectura barroca surge en Italia en el siglo XVII, y fue una evolución del Renacimiento con un estilo más dramático y emocional. Su propósito era impactar y emocionar, a menudo al servicio de la Iglesia Católica durante la Contrarreforma. Una de sus características más distintivas es la mezcla entre realidad e ilusión, lograda mediante efectos visuales que hacen que los espacios parezcan más grandes o más dinámicos de lo que realmente son. Este estilo destaca por el uso de formas curvas, fachadas muy decoradas, columnas retorcidas, cúpulas ornamentadas y el uso de la luz y las sombras. Los techos creaban la ilusión de cielos abiertos o figuras flotando en el aire, difuminando la línea entre lo real y lo imaginario.
Grandes nombres de la arquitectura barroca
Gian Lorenzo Bernini (1598-1680)
Bernini fue un arquitecto, escultor y pintor italiano, cuya arquitectura destaca por buscar el impacto emocional en quien la observa. Esto lo hace mediante el empleo de colores cálidos y resplandecientes, además de jugar con el contraste entre colores oscuros y colores claros. Entre sus obras arquitectónicas más reconocidas se halla su intervención en la plaza de la basílica romana de San Pedro, aunque destacó más por sus esculturas, como por ejemplo el éxtasis de Santa Teresa o el rapto de Proserpina.
Plaza de la Basílica de San Pedro en Roma, Italia
Francesco Borromini (1599-1667)
Reconocido como el arquitecto más original y revolucionario del siglo XVII. Sus obras arquitectónicas se basaban en formas geométricas simples, como círculos o triángulos. Algunas de sus obras más destacadas son la fachada de San Carlo alle Quattro Fontane, en la que trata de invitar a integrarse al espectador gracias a su forma cóncava, o la galería del Palazzo Spada, obra en la cual Francesco crea una falsa perspectiva a través de múltiples filas de columnas que cada vez son más pequeñas en conjunto con un suelo inclinado y una escultura al final que es mucho más pequeña de lo que parece. Así logra que un espacio de poco menos de diez metros parezca cuarto veces más largo.
Galería del Palazzo Spada en Roma, Italia